- El camino que debemos preparar es nuestro corazón. Se
trata de algo más difícil que construir carreteras, pues exige abrir el corazón
y dejar que Jesús entre. Es entregar plenamente nuestra vida a Él.
- El corazón está dominado por egoísmo y toda clase de
pecados, muchos que aun ni siquiera reconocemos.
- Todos necesitamos conversión. Poner toda
la atención de Dios, hacer examen de conciencia con rigor, permitir un cambio
de vida. Así hizo Juan Bautista en el desierto.