SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

- El camino que debemos preparar es nuestro corazón. Se trata de algo más difícil que construir carreteras, pues exige abrir el corazón y dejar que Jesús entre. Es entregar plenamente nuestra vida a Él. 
- El corazón está dominado por egoísmo y toda clase de pecados, muchos que aun ni siquiera reconocemos. 
- Todos necesitamos conversión. Poner toda la atención de Dios, hacer examen de conciencia con rigor, permitir un cambio de vida. Así hizo Juan Bautista en el desierto.