Una vez más se ha proclamado el Hijo enviado por
el Padre a su viña, que es Israel. Pero su
suerte va a ser la muerte. Jesús es la piedra
rechazada por los constructores y el que le rechace se
estrellará y será destrozado. Las alusiones son entendidas, pero no
cambian los corazones enemistados, sino que crece el enfrentamiento. "Los
escribas y los príncipes de los sacerdotes intentaban ponerle las
manos encima en aquel mismo momento, pero tuvieron miedo al
pueblo; pues se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola"