la Iglesia nos ofrece diariamente modelos de persona y de cristianos. Ellos comprendieron que vivir al estilo de Jesús de Nazaret merecía la pena.
Este
lunes 9 de mayo, hemos recordado a una gran mujer, que supo hacer de su vida un
continuo reto. Nunca se conformó con lo que vivía, amaba o servía. Santa
Luisa de Marillac cofundadora de las hijas de la caridad junto
con San Vicente, hizo de su vida un canto al “AMOR” en todos los ámbitos de su
vida, una entrega continua a Dios y a los pobres.
Una
vida que mereció la pena. Por eso, el 9 de mayo la hemos
recordado de manera especial. La hemos hecho presente entre
nosotros y hemos dado gracias a Dios por ella y por todas las hermanas,
haciendo del AMOR el protagonista de nuestras vidas y ayudando a los que más lo
necesitan.