En este Mes bendito,
procuraremos cultivar en nuestros corazones.
la humildad, modesta flor que te es tan querida,
la humildad, modesta flor que te es tan querida,
y con tu auxilio, llegaremos a ser buenos,
humildes, caritativos, pacientes y resignados.
¡Oh María!, haz producir,
en el fondo de nuestros corazones,
todas estas amables virtudes:
que ellas broten, florezcan y den frutos de gracia,
para poder ser algún día dignos hijos
de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén
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