Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos
ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos,
viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos
muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos
otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido
santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a
Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús,
cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.
Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe,
fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados
tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. El Don de la Fe
es más grande que todos los superpoderes de tus héroes favoritos y
además es de verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy
fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para
golpear a nadie. Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él.
SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.