Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa
que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua
sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La
venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a
plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así
culmina el misterio pascual.
Jesús dice a los discípulos que reciban al Espíritu Santo, después de
saludarlos deseándoles la paz. El Espíritu Santo es una nueva presencia de
Jesús en medio de su Iglesia, en medio de nosotros. El es quien nos da
ánimos y fortaleza ante las dificultades, ante las tentaciones. El nos ayuda
a buscar a Dios como lo más importante en nuestras vidas. El nos une en
comunidad haciéndonos superar las enemistades, las envidias, las categorías
entre unos y otros. El nos ilumina para entender la Palabra de Dios y
comprender el por qué de los acontecimientos en nuestra vida y en la de los
demás. El nos da sus dones y nos regala sus frutos: paz, alegría, amor,
paciencia, bondad, comprensión, castidad, fidelidad, mansedumbre...
Pinchando en la imagen podemos ver un bonito video que nos ayudará a reflexionar.