Intentaremos aprender junto a Santa Catalina el valor del silencio, del servicio humilde y de la fidelidad al encargo hecho por María.
Y de María aprenderemos el cariño de una Madre que vela por nosotros, que se preocupa por cada una de las necesidades de las personas y que está dispuesta a derramar "gracias" entre quienes con fe se lo pidan.
Recemos desde lo más profundo de nuestro corazón:
¡ Oh María, sin pecado concebida!
¡Ruega por nosotros que recurrimos a ti!